
Se trataba de la Eucaristía en la que cada año los niños y niñas de la Hermandad hacen su ofrenda floral a la Virgen. Unas flores símbolo de vida, amor, alegría, que deseamos que lleguen cada día a nuestros corazones.
Esas flores que adornarán su altar para que la Fe siga floreciendo en nuestros corazones.

Gracias, a la como siempre, inestimable colaboración y complicidad de nuestro querido sacerdote Rvd. D. Juan Manuel del Río Lerga. Y gracias a los padres por seguir en la preciosa tarea de formar a sus hijos en el amor a Jesús y a nuestra Madre.